Aunque mucha gente piensa que el alcohol es un tranquilizante, en realidad interrumpe el sueño, causando despertares nocturnos.
Produce una somnolencia inicial, que facilita la inducción a algunas personas, pero a las pocas horas, produce despertares.
Por lo tanto, en el balance, el consumo de alcohol ocasiona noches de sueño no reparador.
Superada cierta cantidad, no debemos olvidar que es un tóxico para el SNC.
Sus consecuencias son:
Se asocia con somnolencia diurna, depresión, etc.
El caso de los adolescentes implica algunas diferencias, ya que los jóvenes usan mayor cantidad de alcohol en general, de menor calidad y concentrado, en el fin de semana.
Las leyes de tránsito, que como máximo permiten 0,5 gramos por litro, han ayudado a reducir el consumo en general, especialmente el nocturno, que se sumaba al natural cansancio com como causa de accidentes.
Las (tipo) heroína o cocaína, suelen facilitar el sueño, pero al intentar deshabituarse aparece el insomnio.
Las psicoestimulantes, son excitadoras, y en todas las fases del uso producen alteraciones del sueño.
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